miércoles, 31 de marzo de 2010

Juegos de Semana Santa en el Llano

Kiriminduñe: Sin parientes ni dolientes

Cuando se acerca la Semana Santa en las sabanas de Arauca, Misael Cardozo, un veterano de las lides del llano, empieza a sacar su trompo, su zaranda y su huesa para animar los juegos tradicionales de la época. El cuchillo no lo saca porque este le acompaña cotidianamente en el cinto de su pantalón.
Cardozo es un conocedor diestro en las lides del llano

“Pica mi troya”, se le oye decir a este hombre que ronda los 80 años, mientras lanza su trompo contra el adversario, con la intención de derribarlo, como uno de los propósitos de este juego milenario muy conocido por los pueblos amerindios, y del cual se tiene referencia desde el año 4000 a.d.c. La modalidad de este juego en el llano, comienza “picando” con la punta del trompo un círculo que se resalta con el pie descalzo asentando el talón sobre la tierra y marcando un núcleo con el dedo gordo llamado “corazón”, para que quede visible; allí es donde el jugador debe picar con su trompo. El juego tiene una serie de condiciones que los participantes deben acatar, en caso contrario, el jugador debe plantarse y someterse a una penalidad: cantar troya al momento de lanzar el trompo; bailarlo a cuerda asentada; pegarle al trompo únicamente cuando se encuentre en condición de cacho adentro.

El juego del trompo es una práctica milenaria

La Zaranda es como la hembra del trompo. Hace años era reservado a las mujeres, ahora ya los hombres lo juegan, con todas sus variables: la más zumbadora, la más serena, la más tatareta, la más grande o la más pequeña.

Se cree que la Zaranda es originaria del llano
Antes era un juego exclusivo de las mujeres, igualmente para Semana Santa
Para Julio Casanova, un artesano diestro en el arte de utilizar los frutos de esta tierra para fabricar souvenirs del llano, el Mararay, una almendra producida por la palma del mismo nombre que puede ser comestible si se quiere, es el juego más entretenido: consiste en que el contrario adivine cuántas unidades de Mararay tiene en la mano el jugador. La pregunta se formula de varias maneras con la malicia y la picardía propia del llanero:“Pares, o Nones?”; “Kiriminduñe?”; “Chaparrito floriao?”; “Corre el caballo?”; “Véleme el muerto”; “Andá la burra”. Quien gana va a cumulando mararayes que luego se cuentan en dinero.


Para los llaneros este juego resulta bastante entretenido
El juego de “La Guesa” se asimila al “cara y sello”; se hace con el hueso de la rótula del venado, del cerdo o la res; cada una de sus caras tiene un precio; la guesa se tira y de acuerdo al lado para el que caiga, obliga al contendor a pagar el precio apostado.

La guesa peló el bolsillo a muchos llaneros
Otro de los juegos propios de la sabana araucana con origen en el llano venezolano es El “Bolo criollo”, es similar al juego de bolos conocidos por todos, su variación consiste en que este solo tiene tres muñecos a tumbar, ubicados a unos 25 metros de distancia. De este juego surgió la expresión “Macuare”, usada cuando se tumban todos los bolos de frente en un mismo lance, un término que para “Cardozo”, tiene mucho significado, lo usa cuando alguien obtiene varios logros a la vez. “Hiciste macuare, chico”, dicen los llaneros en su tono acentuado.La Guesa, peló el bolsillo a muchos llaneros


Los viejos llaneros, extrañan los juegos tradicionales por la Semana Santa, "se están perdiendo, -dicen-, ya no le interesan a nadie"

Tanto Cardozo como Casanova, por estos días están apesadumbrados, extrañan los espacios de tiempos atrás cuando estos juegos motivaban los encuentros de Semana Santa; “ahora nadie les pone interés, eso ya se perdió”, dice Casanova con nostalgia, mientras le abre un roto a la zaranda para que silbe.
Como no extrañarlos, además de la camaradería los días se acompañaban de exquisitos potajes: dulces de toronja, de leche, de guayaba, jalea de mango, pisillo de chiguire, pescado seco, hayacas, buñuelos con miel, toda la gama gastrónomica del llano,, que es bastante rica. Da nostalgia, claro. 

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