En estos momentos de convulsión política, cuando la campaña al Congreso de Colombia está entrando en su recta final, los ánimos se calientan y las pasiones por sus candidatos crean un revoltijo entre el corazón y la razón, viene bien un par de poemas de Cristobal Anija, un muchacho araucano elemental, rústico pero ingenuo, que como dice Eduardo Mantilla en el prólogo de su primer libro, -llamado "El libro de Anija"-, "el muchacho de las sabanas de Marrero..., con apellido de indio del borde del cuiloto, que recorrió a pié limpio los vecindarios de La Esperanza, Las Palmas, Buenavista, hasta hacerse baquiano, y forrar sus pies con alpargatas"
Cristóbal se ha hecho a pie limpio y amansando caballos, así ha amansado su verso; quizá por eso dice: "Recuerdo en sangre viva, el día en que corté mi primer caballo de madera ... lo encontré vertical, templado por la luz de las estrellas, !y lo eché a rodar vivo por el mondo, como deben hacerlo los caballos¡.
Les dejo dos poemas certeros de su primera publiación: "El libro de Anija"; con seguridad vendrán más, porque su alma es guerrera y su expíritu amplio, como la sabana.
EXISTE
Este mundo en que vivimos ¡existe!
Pero ¿que derecho tiene a existir?
Bajo que realismo profundo o superficial?
tal vez su sangre sea leyenda, pero ¡¡¡existe!!!!
Los idolos estan rotos porque
la esperanza les derramó el crisma
Si quieres ver el infierno
¡atenta contra ti mismo!
Si quieres mostrar tu naturaleza
espera un upercaut
Que de lo más hondo salte el psiquiatra
MIS MALES
Hoy solo he tenido tiempo
para atender mis males
Unos arponazos resuenan
en la mitad de mi cerebro
En la columna siento
que me clavan tres agujas
Los pies se me inmovilizan
atados con pesadas cadenas
Mis ojos cargan varios años de verano
y en la boca me he puesto la carga
de una tonelada de hambre
He arrancado mis cabellos una y otra vez
¡Solo he tenido tiempo para atender mis males!
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