UN PUNTO SEGUIDO Y MUCHAS CO…MAS
Crónica de una cita comunera
No éramos todos los convocados, muchos más hubieran querido compartir este momento espléndido en que el amor por la poesía nos hizo enamoramos más de libertad, el pábulo que nos convocó con el corazón y con los honores que el Encuentro merecía. Todos llegamos con la palabra endulzada de solidaridad y extendimos una cinta invisible
que nos fue atando poco a poco en una cofradía; queríamos luchar en franca lid con fantasmas aún vagabundos por nuestra historia, para cristalizar ese sueño comunero de una América libre, amplia y soberana. (En la foto, mujeres argentinas y paisas y caleñas).
Cada uno llegó con su mensaje bajo el brazo: de Argentina llegó un barco cargado con Celina que nos contagió su hedonismo y su tributo a la Pachamama, Marcela exploradora de más almas y más bocas para sus versos crudos, nos dejó su encanto; Susana, mensajera de paz y de enseñanzas, nos acogió en sus brazos con recados y sonrisas de luz, Alejandra desde Venezuela trajo poesías espontáneas, llenas de picardía y nos dejo su sabia, Tim ratificó su encanto por esta Colombia mítica convertida en su hoguera, Mario (Encalada) chileno trashumante por los senderos de la infancia y Marino el peruano itinerante con mirada de niño en busca de caminos.
Cada uno llegó con su mensaje bajo el brazo: de Argentina llegó un barco cargado con Celina que nos contagió su hedonismo y su tributo a la Pachamama, Marcela exploradora de más almas y más bocas para sus versos crudos, nos dejó su encanto; Susana, mensajera de paz y de enseñanzas, nos acogió en sus brazos con recados y sonrisas de luz, Alejandra desde Venezuela trajo poesías espontáneas, llenas de picardía y nos dejo su sabia, Tim ratificó su encanto por esta Colombia mítica convertida en su hoguera, Mario (Encalada) chileno trashumante por los senderos de la infancia y Marino el peruano itinerante con mirada de niño en busca de caminos.
De Cali, el Maestro Leopoldo, Quevedista en edad licenciada y cabellos de plata, nos corrió el velo de las pasiones arrobadas, siempre de la mano de su novia Gloria María, quien con su melodiosa voz nos recreó una raza de ritmos y pregones, Angela, aquella paisa de palabras dulces y risa suelta, trajo ángeles alados convertidos en cómplices, Conrado, de sutil presencia, resultó certero en sus versos y compañía seductora; y entre la rubia y la morena, dos Natalias frescas con muy claros propósitos, una con mirada de ángel y sonrisa de mar y otra con ojos de gacela y palabras horneadas.
Y ahí siempre estuvo ahí el diligente Nando, no ahorró esfuerzos para abrevar nuestra efervescencia, secundado por un grupo de jóvenes convencidos de su aporte a esa lucha con una devoción espléndida y lozana; fueron hormiguitas comuneras, hicieron que los versos tuvieran su sabor en el punto.
Fue un encuentro vital. Nos hizo amar más la vida que nos dio el privilegio de estar allí, disfrutando de esos magníficos paisajes con los que nos deleitamos y nos apareamos con su majestuosidad, de las plazas citadinas que albergan diversidad y olvido, de los claustros benditos donde el saber nos roza, de las calles coloniales que nos platicaron sobre la historia, alcanzamos a sentir sus cadenas y grilletes clamando libertad, de los parques de barrio soltados al albedrío de sus vecinos, quienes nos llenaron de flores, de verde, de azul y de sonrisas, de los hogares sustitutos que abrigan unos primeros años con la pesada carga del conflicto, de la niña que prematuramente quería emularnos y en medio de su febril inocencia lo logró, de los atrios de las iglesias a quien robamos prédicas con novias exultadas y tradición y gestas, de casas de cultura elogiando el pasado y preservando nuestra identidad, de cafés en bohemia que la luna acompaño para que todos festejáramos y nos gozáramos la hermandad.
Y ahí siempre estuvo ahí el diligente Nando, no ahorró esfuerzos para abrevar nuestra efervescencia, secundado por un grupo de jóvenes convencidos de su aporte a esa lucha con una devoción espléndida y lozana; fueron hormiguitas comuneras, hicieron que los versos tuvieran su sabor en el punto.
Fue un encuentro vital. Nos hizo amar más la vida que nos dio el privilegio de estar allí, disfrutando de esos magníficos paisajes con los que nos deleitamos y nos apareamos con su majestuosidad, de las plazas citadinas que albergan diversidad y olvido, de los claustros benditos donde el saber nos roza, de las calles coloniales que nos platicaron sobre la historia, alcanzamos a sentir sus cadenas y grilletes clamando libertad, de los parques de barrio soltados al albedrío de sus vecinos, quienes nos llenaron de flores, de verde, de azul y de sonrisas, de los hogares sustitutos que abrigan unos primeros años con la pesada carga del conflicto, de la niña que prematuramente quería emularnos y en medio de su febril inocencia lo logró, de los atrios de las iglesias a quien robamos prédicas con novias exultadas y tradición y gestas, de casas de cultura elogiando el pasado y preservando nuestra identidad, de cafés en bohemia que la luna acompaño para que todos festejáramos y nos gozáramos la hermandad.
No nos pesaba amanecer, hubieran hecho falta muchos amaneceres, tampoco levantarnos, era una tarea impostergable. Los versos revoloteaban de escenario en escenario, los malabares y la mímica ponían la cuota divertida y los niños soñaban con la rima histriónica ante las mil caras del hombre de barro. El cariño se demostraba con aplausos y el cansancio debió aplazar su reposo hasta el regreso. Quizá no lo deseábamos y finalmente llegó, pero dejamos la nuez en cada lugar y en cada corazón.
Oh poesía bendita
cuanto éxtasis nos diste,
cuantos sueños rebeldes soltaste y embriagaste.
Fraternidad prístina,
cuanto nos sujetaste con hiladillos de esperanza, jamás reventarán.
Oh poesía grandiosa,
tu eco retumbó en todas las montañas
tuviste la fortaleza para ir más allá de ellas,
traspasaste las fronteras de nuestra grande América,
que en ti se consagró.
Con este punto, seguido de muchas comas, cierro este capítulo quimérico y lo guardo en la urna inconclusa, para que no se cierre.
Feliz me.....Encuentro
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